El domingo 16 de febrero comimos con Anna y Marcos en la meca dels modernets-gafas-pasta: la Fábrica Moritz (Ronda de Sant Antoni, 39 – 41). Teníamos muchísimas ganas de volver ya que fuimos hace un año con nuestros primos y nos encanto.
La Fábrica Moritz es una pasada y, como suele pasarme últimamente, mis fotos no le hacen justicia. Podéis ir algún día a desayunar (es tradición del Nova Running Club ir a tomar bocadillos y cerveza después de la clásica carrera de 10k de sant antoni), tomar una cerveza a cualquier hora o pasar para comer/cenar en su restaurante. Ojo con las colas… suelen ser brutales! (modernets everywhere) así que mejor reservar! Y tened en cuenta que con tanta gente puedes tardar bastante en comer ya que van un poco a tope.
La carta es demencialmente grande (foto para que me creáis), está bien ya que tiene literalmente de todo pero a mi las cartas tan largas me marean un poco. Lo primero que pedimos, claramente, fue un botellín de cerveza (nota: la cerveza que tomas allí no es como las moritz del super, está la hacen en la fábrica y es cerveza fresca sin pasteurizar. Buenerrima). Como veis en la foto, luego tienes un 10% de descuento para comprar ese elixir de los dioses y llevártelo a casa (luego puedes volver con la botella si quieres comprar más y te cobran menos ya que te la vuelven a llenar)
Con cervezita en mano, encaramos la carta y al final decidimos compartir unas patatas pfaffenhofen (a ver… pronunciadlo…) que recomendamos altamente si pasáis por allí y una coca vegetal también muy buena.De segundo, Borja optó por un wiener schnitzel – también conocido como escalopa- y yo decidí pedirme el pollo a la moritz. Todo muy bueno, el único pero es que la salsa del pollo era muy salada y me acabo cansando un poco.
La cuenta salió a 24 euros por persona, yo creo que está bastante bien.
Sin duda lo recomendamos y no dudo que volveremos!